Desde la antigüedad, el ajo ha sido considerado un aliado de la salud cardiaca.
Eso es porque la alicina, el compuesto que le da ese sabor único a este vegetal, puede reducir la probabilidad de sufrir un ataque cardiaco. Para disfrutar de este beneficio debes ingerir el ajo crudo y picado en vez de suplementos, polvos o cápsulas de ajo.
Varios estudios médicos revelan que el consumir ajo crudo puede ayudar a disminuir los efectos de la aterosclerosis, o sea el endurecimiento de las arterias.
Esto es debido a que el ajo puede hacer que las arterias se estrechen y se mantengan flexibles, proceso que se va perdiendo con el envejecimiento.
El poder curativo del ajo no se limita al corazón y las arterias, este alimento milagroso también es eficaz en tratar la hipertensión.
Estudios revelan que el ajo puede ayudar a bajar la presión sanguínea hasta en un 8%, logrando así evitar un infarto o derrame cerebral.
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